Cefe y Los Gigantes: Uno de los buenos grupos madrileños de los 60, a pesar de su corta existencia. Aunque entonces no se estilaba esta palabra, pueden perfectamente encuadrarse en lo que solemos llamar garaje; es decir un encuentro del beat y el rhythm’n’blues realizado con medios precarios y cargado de empuje juvenil. El impulsor del grupo y el de mayor edad del quinteto fue Ceferino Feito, un cantante que no se contentaba con hacer covers al uso. Él va a enrolar a varios amigos en esta aventura y como líder indiscutible va a bautizar al grupo con el sonoro nombre de Cefe y Los Gigantes. Esto ocurre hacia 1963. El año siguiente cumplen con el obligatorio aprendizaje de patearse naves convertidas en salas de baile por la zona madrileña de Legazpi y Usera. Boys, Maracaná y otros antros por el estilo escuchan sus primeras canciones.
Los Buitres: La historia de este conjunto de mediados de los 60
es la de uno de los muchos grupos de adolescentes que en cada barrio, en
cada calle y casi en cada edificio poblaban el Madrid de la época y,
sin darse cuenta, llevaban a cabo una de las mayores revoluciones
sociales de la reciente historia de España. Un esfuerzo de titanes
anónimos del que hoy apenas recordamos media docena de nombres, pero que
en el corto espacio de cinco años fueron capaces de transformar la
banda sonora de todo un país, que pasó de escuchar a Juanito Valderrama y
Gloria Lasso a Los Brincos y Los Bravos.
Las primeras actuaciones de Los Buitres se remontan a julio de 1964 con
una formación compuesta por Quique Martínez (cantante), Juan -Jeannot-
Valenzuela (guitarra solista y compositor de varios de sus temas),
Manuel Mínguez (guitarra rítmica y armónica), Diego Cascado (batería) y
Michel Navas (bajo). Son un grupo de jóvenes melenudos con una cierta
pose de rebeldía que hacen una música que entronca con el naciente
rhythm 'n' blues y el beat, pero que, al contrario que la mayoría de los
grupos de su época, componen buena parte de su repertorio. Unas
canciones que hoy suenan tremendamente actuales, a pesar de ese poso de
ingenuidad propio de los pocos años e inexperiencia de sus componentes.
Los Soñadores: Todo tuvo un principio, casi siempre un principio
humilde, a veces un principio que no hacía presagiar el desarrollo que
luego deparó el futuro. El rock andaluz primero fue rock a secas y la
mejor demostración son estos Soñadores, cargado de nombres que luego
serían ilustres, pero que en 1967 eran apenas unos mozalbetes de
dieciocho años de edad el mayor. Los Soñadores nacen en Sevilla de la
mano de los hermanos Garrido, José Luis (cantante) y Manolo (guitarra)
que, a pesar de su edad ya se habían baqueteado amenizando los bailes en
los barcos que hacían breves cruceros por el Mediterráneo. De vuelta en
su tierra reclutan a tres amigos: Pepe Marrufo (teclados), Rafael
Olaegui (bajo) y Juan José Palacios -Tele- (batería). Se patean los
pocos clubes de la capital hispalense y logran que la RCA se fije en
ellos.
En 1968 aparece su primer single con dos temas impuestos por la compañía
discográfica que no hacen honor a lo que el conjunto daba de sí en sus
directos. El locutor y promotor sevillano se fija en ellos y los
promociona desde las ondas de su programa Explosión 68. Viajan a Madrid
apadrinados por su mentor, hacen algunas actuaciones en salas de la
capital y graban su segundo sencillo con temas propios.
Los Castillos: Grupo madrileño que grabaron para Columbia Berta. Fueron más conocido por una polémica por un supuesto plagio de los Brincos de una de sus canciones que por la repercusión de sus discos. Lo lideraba Luis Joglar y el vocalista era Angel del castillo. El grupo se disolvió en 1980 y Ángel se dedicó a la producción musical, actualmente tiene un estudio de grabación
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