En Oscuridad, Junior, se sumerge en un mar de baladas pop latinas envueltas en arreglos orquestales, navegando entre la melancolía y la ternura con una voz que acaricia y hiere al mismo tiempo. El disco abre con la íntima "Oscuridad", como un susurro confesional en penumbra, y pronto se adentra en paisajes dramáticos ("Perdóname"), soledades ("Solo"), e incluso en inesperadas ventanas al repertorio anglosajón ("Here’s That Rainy Day"), donde brilla su versatilidad.
Cada tema funciona como un capítulo de un diario sentimental: la solemnidad otoñal de "Black November Day", la herida pop de "Killed By A Kiss", la luminosa universalidad de "El Amor Es Amor", la certeza resignada de "Y Así Es", o la delicadeza contemplativa de "Morning", que cierra el álbum como una despedida serena al amanecer. Entre ellas, destaca la epopeya romántica de "Fui Su Amor", quizá la cima emocional del disco.
Publicado en formato gatefold y grabado en estéreo con esmero, Oscuridad no solo retrata la transición artística de Junior, sino que fusiona bolero, jazz y soft rock en un viaje íntimo que ha sobrevivido al paso del tiempo con sorprendente vigencia. Un álbum que respira elegancia setentera y que hoy, medio siglo después, sigue siendo un tesoro para coleccionistas y amantes de la balada con alma.
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