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Concha Piquer maneja, ella sola, las inspiraciones y las aspiraciones del cántico hispano. Su voz, intemporal, desafía y vence al tiempo. Es de ahora, como fue de ayer, como será de mañana. Eh su puro terciopelo sin roce; en su diamantino cristal sin mella; en su madurez de fruta; en su sensitiva pausa de abanico bien manejado; en su plenitud de luna total... En ella soló: en su gloriosa intemporalídad.
España se fue depurando en modos de decir, que fueron sus modos de cantar, hasta llegar a esta valenciana universal que habría de cantar diciendo, o de decir cantando...
¡He aquí a Concha Piquer! ¿Canta o dice? ¿Habla o suspira? ¿Insinúa o afirma? ¿Pertenece a la gran familia de lo lírico, o anda entre la turbamulta de lo dramático...? ¿Qué hace con las manos, apoyar la clave o la poética?...
Ahora, en estas grabaciones, lo intemporal de Concha Piquer afirma lo temporal de tales canciones nuevas. Como las otras, pertenecen al acervo hispano más íntimo, pero los ritmos se abren con más universalidad, sin dejar de ser españoles. Pudiera ser también que lo universal pretendiese, para pervivir, españolizarse. Seguro que todo el cielo del mundo se ha de abrir para estas canciones... ¡Ella las canta, y basta!
Extracto reseña portada interior del álbum
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