Eran los últimos años cincuenta y los primeros sesenta. Dicen que nunca se han fabricado más y mejores canciones que en esa etapa a caballo entre dos décadas. Y además una música tan tuya como no ha vuelto a haberla después. Entonces los discos no nacían programados de una computadora. Ni los éxitos los decidían los fabricantes de imagen y los titulados en marketing por Harvard o Yale. Y los estudios de grabación eran un milagro en el que se entraba lleno de ilusión y se salía repleto de nuevas e inéditas emociones.
CARA A
CARA B
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