Tras unos comienzos prometedores en su nuevo sello, Discophon (el mismo con el que habían debutado Los Milos), con algunos discretos hits y que hoy sin embargo suenan de dulce –esos “La mantilla” (1968), “Ya llega el verano” (1968), “El día” o “El rock de Tony Carrera” (1969)–, el artista comienza la nueva década descolocado por la marcha de los nuevos tiempos, por el auge de los sonidos progresivos del momento, y por el íntimo convencimiento de que en esos años cualquier residuo sixties era anatemizado rápidamente como inapropiado.
Entrevista radiofónica a Bruno Lomas - Programa "Cita en París" - Año 1969
No obstante, nuestro protagonista aún tendría un arrebato final de dignidad que redimiría sus prestaciones en una década claramente deficiente. Los dos long-plays que edita en el 73 y el 76, ambos sin más título que el nombre del cantante, muestran los intentos desesperados del artista por recurrir a sus orígenes como rocker y recuperar el prestigio perdido. En ellos, aunque recargados con afán de cocodrilo, sus sinceros y feroces covers de rocks de Eddie Cochran (“Summertime blues”), Gene Vincent (“Be-bop-a-lula”), Elvis (“Rock de la cárcel”) o el extraordinario número de blackxploitation de Quincy Jones (“Money is”) comparten surcos con la morralla veraniega al uso.
Fuente: Vicente Fabuel - efeeme.com
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Durante los años 60 e inicios de los 70 era habitual publicar en formato LP colecciones de canciones editadas anteriormente en discos de corta duración. Excepto el histórico LP grabado en directo, los otros tres álbumes de Bruno Lomas responden a esta idea editorial.
En esta ocasión, el LP Bruno Lomas, publicado por Discophon, recoge una amplia selección de los temas grabados por el cantante para este sello entre 1969 y 1972.
Salvo "Dame tu amor", obra del propio Bruno, todas las canciones del disco son versiones de otros intérpretes, como la pegadiza "Ven sin temor", una buena adaptación de la británica "How do you do", con la que alcanzaría los primeros puestos en las listas de éxitos; "Soolaimon", que conserva a la perfección el espíritu marcado por su compositor, Neil Diamond; o algunas piezas clásicas del rock, como "Be-bop-a-lula", el "Rock de la prisión" o "Zapatos azules de gamuza".
Fuente: Julián Molero - Lafonoteca
Más sorprendentes resultan los avatares que llevaron en el LP del 76 a que Bruno prescindiera de sus músicos y cantara sobre playbacks instrumentales de origen USA que, cuando menos en el caso del “Stand by me”, hicieron que se lograra un acoplamiento entre voz y música, trabajado junto al músico Jesús Gluck, realmente excepcional. Créanme, a pesar de Ben E. King, Adriano Celentano o John Lennon, he visto al presidente belga de la Apreciation Society of Ben E. King emocionarse como un colegial al escucharla sorprendido. Mismamente como uno mismo.
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Disco largo con el que Discophon finiquita prácticamente la carrera del cantante. Recoge buena parte de las canciones que Bruno Lomas grabó para discos sencillos entre 1973 y 1975, el periodo más flojo de su carrera.
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